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Poniente, un lugar donde los veranos pueden durar años y los inviernos toda una vida. Un mundo frágil; donde la magia y fuerzas antiguas se revuelven en el mundo conocido y en las tierras del frío eterno Más allá del Muro. Se acerca el invierno y trae helados vientos de guerra.
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Geografía de Dorne


Dorne es el estado más austral de los Siete Reinos, separado del resto de Poniente por las escarpadas Montañas Rojas, que descienden hasta las Marcas al noroeste y hasta el mar de Dorne al norte. El viaje a través de las cordilleras puede realizarse utilizando dos rutas principales: el Paso del Príncipe o Sendahueso. Existen algunas otras, pero ninguna tan segura ni tan utilizada. El Paso del príncipe lleva al Dominio, mientras que Sendahueso sale de las montañas y llega a Salaverano.

A medida que el suelo se va haciendo más plano y las cimas del oeste se alejan de empieza a hacer más calor, con grandes áreas desérticas salpicadas de pequeños oasis con aldeas que se apiñan a su alrededor. Sobresaliendo por encima de las dunas hay zonas áridas, elevaciones rotas como las Colinas Fantasma frente al mar del Dorne. El resto es un páramo estéril de remolinos de polvo y arena, de rojo y blanco, de calor extremo y sin apenas agua. Por la noche es todavía peor, pues las temperaturas descienden por debajo del punto de congelación.

Aparte de los oasis, existen algunos ríos. El Sangreverde es uno de los mayores, que desemboca en el mar no lejos de Limonar, la fortaleza de la casa Dalt. Tierra adentro, se divide en sus afluentes, el Azote y el Vaith, que recibe el nombre de la casa que controla sus aguas. Al oeste, el río Azufre fluye cerca de Sotoinfierno, el sombrío castillo de la casa Uller.

Los Jardines del Alba

Los Jardines de Agua tienen menos de doscientos años, y fueron construidos por el príncipe Maron como regalo a su mujer Targaryen. Se encuentran a doce o trece kilómetros al oeste de Lanza del Sol y se puede llegar a ellos en un día. El camino hasta allí discurre siguiendo la costa, a través de un paisaje marrón con rocas y árboles retorcidos, hasta que el viajero llega al impresionante palacio en la playa. La dureza de Dorne se desvanece ante la belleza serena de las baldosas de mármol rosa, las fragantes flores, y las risas de los niños. Los Jardines de Agua son un palacio de piscinas, huertos y calma utilizado por los Martell para escapar de las cargas de gobernar.

DORNE


Dorne es un lugar única. Parte de los Siete Reinos, como el Norte, el Dominio y el resto, su gente está técnicamente subordinada al Trono de Hierro, pero es una alianza conseguida gracias a la guerra y la conquista, construida sobre la sangre de miles de muertos. Más que ninguna otra región de Poniente, Dorne es un crisol de culturas y gentes, una mezcla inusual de primeros hombres, gente de las Ciudades Libres y rhoynar, en una sociedad más o menos cohesionada de gente ferozmente independiente. Aunque leales a Robert Baratheon, y a los reyes Targaryen antes que a él, nunca han sido los más súbditos más fieles. El aislamiento que proporcionan las Marcas de Dorne y su terrible clima, han permitido a esta tierra tan diferente mantener sus peculiaridades culturales libres de la influencia de las casas nobles, y de las expectativas sociales de las regiones más allá de sus fronteras. La personalidad y los habitantes de Dorne son únicos, y los viajeros harán bien en recordarlo antes de aventurarse alocadamente en estas tierras.

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  LANZA DEL SOL                         Banderizos de Dorne

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“ Nuestra tierra es yerma y abrupta, pero no carece de lugares bellos [...]. Los dornienses somos un pueblo de sangre ardiente, nos enfurecemos deprisa y tardamos en perdonar.”
- Príncipe Doran Martell


Historia de Dorne

Como el resto de Poniente, Dorne no desconoce la violencia, y sus tierras han sido forjadas por innumerables contiendas y guerras entre ellos y sus vecinos. Los pobladores originales del lugar fueron los primeros hombres, tras cruzar el paso terrestre que une los reinos al otro lado del mar Angosto con Poniente. Estos primeros dornienses probablemente construyeron sus asentamientos a lo largo de la costa para escapar al inmisericorde calor del sol del interior, o se asentaron en las vegas de los escasos ríos de aguas mansas que daban al mar. Equipados con armas de bronce y caballos, lucharon contra los hijos del bosque y cortaron sus arcianos allí donde los encontraron.

Las historias cuentan que los hijos trataron de detener la marcha de los primeros hombres mediante poderosos hechizos lanzados desde la Torre de los Niños, en Foso Cailin, situada lejos, en el Norte. La magia destruyó el paso terrestre, formando lo que se conocería como el Brazo Roto de Dorne y los Peldaños de Piedra, pero fue como intentar cerrar una presa que pierde agua colocando el dedo. No pudieron frenar la llegada de los invasores, y muchos menos hacer que regresaran por donde habían venido.

Con el tiempo, llegó la paz entre los primeros hombres y los hijos a lo largo de Poniente, y comenzaron a surgir los primeros reinos. Mientras los primeros hombres formaban sus dominios, la distancia que separaba a los que se asentaron aquí y a sus parientes del norte se ensanchó en más sentidos que en el de la simple lejanía. Los dornienses se dividieron en docenas de pequeños reinos y facciones militares, cada una luchando por obtener el dominio del territorio. Mientras sus conflictos se debatían en el sur, los ándalos invadían el continente en el lejano norte. Las guerras sacudieron de nuevo los reinos de los primeros hombres.

Más o menos mil años antes de que Aegon el Conquistador arribase a Desembarco del Rey, la última gran migración llegó a Poniente. Los rhoynar eran un pueblo del este, de más allá del Brazo Roto y los Peldaños de Piedra, que vivieron a lo largo del río Rhoyne, del que tomaron el nombre. Fueron un antiguo imperio, pero no sobrevivirían a la ascensión del Feudo Franco de Valyria.

A pesar de que las ciudades de los rhoynar cayeron en manos de los valyrios, su reina demostró ser su salvadora. Nymeria es a menudo recordada como la “reina-guerrera”, pero en verdad era más un líder astuto e inspirador que una soldado. Las leyendas dicen que ordenó a su pueblo tomar diez mil barcos, y les dijo que navegaran al oeste, para encontrar un nuevo dominio al otro lado del mar Angosto.

Cruzaron las aguas y tomaron tierra en la antigua Dorne. Nymeria quemó la flota para que no se dejaran vencer por la nostalgia e intentaran volver a sus tierras perdidas. Después, lideró a su gente, muchos de los cuales eran mujeres y niños, e intentó encontrar un lugar para ellos en el nuevo reino.

La reina forjó una alianza con lord Mors Martell a través del matrimonio, y la pareja inmediatamente se propuso unificar los estados en guerra bajo un solo estandarte. Lo consiguieron, y desde entonces la casa Martell se estableció como la familia gobernante de Dorne, con Mors asumiendo el título de Príncipe, al estilo rhoynar. Los lugareños aceptaron a los refugiados, pues no podían vencer a las fuerzas unidas de Mors y Nymeria. Con el tiempo, Dorne adoptaría muchas de las creencias, costumbres y valores de los recién llegados.

Los dornienses vivieron a su modo durante mil años, pero con constantes batallas sangrientas y guerras terribles con el Dominio y las Tierras de la Tormenta. Los reyes del Dominio, en ocasiones, intentaron invadir Dorne a través de las Marcas, pero todos los ejércitos extranjeros eran destruidos por la fuerza de los dornienses y, a menudo, por el calor sofocante del sol y el despiadado desierto.

El reino mantuvo su independencia hasta la época de Aegon el Conquistador. Mientras los Targaryen forjaban su nueva dinastía, los dornienses vieron a los ándalos caer y al último de los reyes del Invierno arrodillarse. Cuando Aegon giró al sur, se encontró la única tierra que no podría conquistar. Mientras que otros reyes y señores habían salido a presentar batalla al invasor o se habían refugiado en castillos, los dornienses simplemente se dispersaban. Los dragones incineraban a los norteños en las llanuras o en sus fortalezas de piedra, pero estas gentes no se dejarían conducir a una batalla en campo abierto, ni se encerrarían en una edificación que pudiera convertirse en una pira. En vez de eso, recurrían a emboscadas e incursiones, actuando con rapidez y dispersándose por el desierto o en los pasos de montaña, donde ni las bestias aladas podían encontrarles. Con el tiempo, Aegon abandonó el lugar.

Fue una paz difícil, dado que los dornienses sabían que la sed conquista corría por las venas de los Targaryen. Sus temores se hicieron realidad cuando Daeron I, el Niño Rey, lideró un ejército enorme hacia el sur, unos ciento cincuenta años después de que Aegon lo abandonara. El nuevo invasor logró lo que su antecesor no había podido hacer: conquistó a estas gentes feroces y las puso a sus pies, aunque el coste fue tremendo. Cuarenta mil soldados dieron su vida por este sueño. El Niño Rey, además, no pudo conservarlo. Y cuando su leal gobernador, un señor Tyrell, fue asesinado, el territorio entero se levantó en armas, asesinando a los guerreros Targaryen y haciéndoles huir de sus tierras.

No fue hasta el noble sacrificio del rey Baelor el Bendito, hermano de Daeron I, que los dornienses sucumbieron finalmente a los Targaryen. Baelor caminó Sendahueso descalzo, rescató a su primo Aemon, el Caballero Dragón, de un nido de víboras, y fue mordido innumerables veces. Su noble sacrificio y su gran piedad crearon el escenario para que Dorne se uniera a los Siete Reinos, lo que se consiguió finalmente cuando Daeron II, el Conciliador, se casó con la princesa Myriah Martell. Este matrimonio aseguró una larga paz, que ser vería reforzada con el enlace entre la hermana de Daeron II y el príncipe Maron Martell.

En los años que siguieron, Dorne se mantuvo la paz, y las incursiones a las Marcas descendieron e incluso se detuvieron en ocasiones, aunque nunca del completo. Cuando se les pidió ayuda, los dornienses se pusieron del lado del Trono de Hierro en sus luchas contra el último de los pretendientes Fuegoscuro, luchando en la Guerra de los Reyes Nuevepeniques y prestando barcos y soldados contra la amenaza que se cernía sobre el linaje Targaryen. Su lealtad, sin embargo, apenas sería recordada en los oscuros años que estaban por llegar.

Desde los acuerdos de matrimonio que unieron Dorne y los Siete Reinos, los Targaryen continuaron desposando princesas sureñas con frecuencia. Cuando el príncipe Rhaegar llegó a la mayoría de edad, el rey Aerys rechazó a la joven Cersei Lannister, ofrecida por un ambicioso Tywin y, en vez de eso, casó a su hijo con la princesa Elia, hermana del heredero Doran Martell. Aunque cumplió con su deber, siendo padre de dos hijos con su esposa, Rhaegar se enamoró de Lyanna Stark, y su falta de juicio precipitó la guerra que acabaría con el linaje Targaryen como reyes de Poniente, y con la vida de la princesa Elia y de sus hijos, que morirían en el saqueo de Desembarco del Rey.

Cuando la noticia de la muerte de Elia alcanzó Lanza del Sol, el príncipe Oberyn intentó que Dorne se alzase a favor del exiliado príncipe Viserys, pero lord Jon Arryn fue al sur aquel mismo año, en una misión para el nuevo rey, Robert Baratheon. Jon contestó todo lo que pudo sobre la muerte de Elia. Se desconoce qué sucedió durante las charlas privadas entre el príncipe Martell y lord Arryn, pero cuando éste se fue, las voces clamando la guerra se habían apagado. Aún así, las rencillas, especialmente en Dorne, no se olvidan fácilmente, y muchos están buscando la mínima excusa para derramar sangre.

Cultura, Costumbres y Sociedad de Dorne

Aunque Dorne sigue siendo parte de los Siete Reinos, es una tierra separada en muchos aspectos, un pueblo dividido por su herencia y creencias, que ha evolucionado de forma diferente a las de los habitantes de las tierras vecinas. Su cocina, muy picante, su arquitectura, su creencia en la igualdad de primogenitura, e incluso su apariencia les diferencian. Los dornienses también dan un estatus especial a sus amantes, concediéndoles privilegios desconocidos para el resto de los pueblos en los Siete Reinos.

Los lugareños evitan las armaduras pesadas y las cotas de malla que usan los norteños, favoreciendo ropa cómoda o armadura esmaltada y escudos redondos de metal. En lugar de las espadas largas, luchan con lanzas pequeñas y arcos doble-curvados. Sus caballos, los legendarios corceles de arena, son muy valorados por su velocidad y resistencia, siendo capaces de correr dos días y una noche sin descansar.

Daeron I fue el primero en ver que hay tres etnias diferentes en Dorne. Los primeros son los dornienses de la sal, que viven en las costas. Son ágiles y oscuros, con piel de color oliva y pelo oscuro, que suelen llevar largo. Los segundos son los de la arena que habitan los desiertos y los valles, son más oscuros, permanentemente bronceados por el sol. Los terceros son los de la piedra que se encuentran en fortalezas en las alturas de las Montañas Rojas, las que forman la frontera entre el país y las tierras del norte. Los dornienses de la sal son los que tienen más sangre rhoynar, mientras que los de la piedra son los que tienen una sangre más diluida, con una piel pálida que se quema fácilmente o está cubierta de pecas. Existe un cuarto grupo, los huérfanos, pero son pocos y sólo se encuentran a lo largo del río Sangreverde, donde navegan con sus barcos de fondo plano.

En cuestiones de religión, la mayoría profesa la Fe de los Siete. A pesar de no haber sido influenciados por los ándalos (o haber sufrido una influencia muy ligera), los dioses de los rhoynar cayeron en desgracia ante la más influyente religión ándala por lo que se pueden encontrar septos y septones en casi todos los castillos y fortalezas.

 

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