Mientras Poniente se recuperaba de la Larga Noche, un nuevo poder crecía en
Essos. Parece que en ese vasto continente, que se extiende desde el Mar Angosto hasta el legendario
Mar de Jade y el lejano Ulthos, fue donde se desarrollaron las primeras civilizaciones. La primera de estas, sin considerar las dudosas afirmaciones de
Qarth, las leyendas de Yi Ti del Gran Imperio del Amanecer, y las dificultades para buscar algo de cierto en los relatos de la legendaria Asshai, tenía sus raíces en el
Antiguo Ghis: una ciudad construida sobre la esclavitud. El legendario fundador de la
ciudad, Grazdan el Grande, continua venerandose hasta el punto de que las
familias esclavistas siguen llevando su nombre. Grazdan fue quien, según
las más viejas historias de los Ghiscaris, fundó las nuevas legiones, con
sus altos escudos y sus tres lanzas, las primeras en luchar como
cuerpos disciplinados. El Antiguo Ghis y su ejército se expandieron primero por sus
alrededores y más tarde subyugaron a sus vecinos. Así nació el primer imperio, que durante varios siglos reinó sin rival.
Fue en la gran península que se extiende al otro lado de la Bahía de los Esclavos donde nacieron lo que acabarían con el imperio del Antiguo Ghis, anque no con todas sus costumbres. Allí, protegidos entre las montañas volcánicas conocidas como las Catorce Llamas, vivían
los Valyrios, que aprendieron a domar dragones y los convertieron en el arma
más temibles jamás conocida. Las leyendas valyrias cuentan que descendían de los dragones y que estaban emparentados con ellos.
En ciertos fragmentos de “Historia Antinatural” de Barth, el septon estudió varias
leyendas sobre los orígenes de los dragones y como los valyrios llegaron a domarlos. Estos afirman que los dragones nacieron de las Catorce
Llamas, mientras que los relatos de Qarth manifiestan otra historia: hace tiempo existió una segunda luna
en el cielo, y un buen día el sol la abrasó; se rompió como un huevo, y un millón de
dragones nacieron de ella. Las leyendas de Asshai son muchas y confusas, pero algunos
textos —todos muy antiguos— aseguran que los dragones llegaron desde la Sombra, un lugar del que no tenemos conocimiento alguno, y que un pueblo tan antiguo que ni siquiera tenía nombre domó a los dragones en la Sombra y los llevó a
Valyria, donde enseñó sus artes a los Valyrios antes de desaparecer de la
historia.
Sin embargo, si estos hombres de la Sombra fueron los primeros en domar a los dragones,
¿por qué no conquistaron el mundo? La historia de los valyrios es más verosimil. Por otra parte, mucho antes de que
llegaran los Targaryen hubía dragones en Poniente, como narran nuestras propias leyendas e historias. Si los dragones
surgieron de las Catorce Llamas, debieron extenderse por gran parte del
mundo conocido antes de que fueran domados. Y, en efecto, existen evidencias de esto, ya que se
han encontrado huesos de dragones desde muy al norte, en Ib, hasta en las junglas de
Sothoryos.
Pero lo cierto es que nadie fue capaz de dominarlos y someterlos como los valyrios.
Sobradamente es conocida la gran belleza de los valyrios. Ningún otro pueblo en el mundo tiene el cabello más claro que el oro y la plata y los ojos púrpura, lo que respalda la teoría de que los valyrios no llevan la
misma sangre que el resto de los hombres. Aunque, hay maestres que señalan que
mediante la reproducción selectiva de animales, uno puede hacer resaltar una
característica concreta y que las poblaciones aisaladas con frecuencia pueden
mostrar notables variaciones. Quizás esta respuesta sea más plausible al misterio de los orígenes del pueblo valyrio, aunque esto
no explica la obvia afinidad que poseen con los dragones.
Los valyrios no obedecían a reyes, sino que se hacían llamar el Feudo Franco, pues todos los ciudadanos que poseían tierras tenían voz. Se elegían arcontes para ayudar
con el gobierno, pero eran elegidos por los señores del Feudo y
por un periodo de tiempo limitado. Pese a que ocurrió en alguna ocasión, no era frecuente que Valyria fuera gobernada por
una sola familia del Feudo.
Las cinco grandes guerras entabladas cuando el mundo era joven entre el Feudo Franco y el Antiguo Ghis, enfrentamientos que siempre terminaron con la
victoria del pueblo valyrio, son ya leyenda. Durante la quinta y última guerra, el
Feudo Franco decidió asegurase de que no existiera una sexta guerra, así que destruyó los antiguos
muros adoquinados del Antiguo Ghis, levantados en tiempos ancestrales por Grazdan el
Grande.
El aliento de dragón arrasó las colosales pirámides, los templos y los hogares. Los campos quedaron sembrados de sal, cal y cráneos. Muchos ghiscarios fueron asesinados, y muchos otros fueron esclavizados y perecieron
trabajando para sus conquistadores. De ese modo, los ghiscarios pasaron a formar parte del
nuevo imperio Valyrio, y con el tiempo, olvidaron la lengua que hablaba Grazdan,
y aprendieron alto valyrio. Así es como unos imperios caen y otros se alzan.
La caída del Antiguo Ghis by Marc Simonetti©. |
Poco queda de lo que alguna vez fue el orgulloso imperio del Antiguo Ghis: unas cuantas ciudades que se aferran como pústulas a la Bahía de los Esclavos y otra que pretende ser el Antiguo
Ghis renacido. Cuando la Maldición cayó sobre Valyria, las ciudades de la Bahía de los Esclavos fueron
capaces de liberarse de sus cadenas y regir su propio destino. Los ghiscarios restantes rápidamente restablecieron su
comercio de esclavos, pero, en lugar de conseguirlos en guerras y conquestas como antes, tenian que comprarlos y criarlos.
“Con adoquines y sangre se construyó Astapor, y con adoquines y sangre,
su gente”, reza un antiguo dicho, refiriéndose a los muros rojos adoquinados de la ciudad y a la sangre derramada por los
miles de esclavos que vivieron, trabajaron y murieron construyéndolos. Gobernada por hombres que se hacen llamar los Bondadosos Amos, Astapor debe su fama a la creación de un cuerpo de soldados esclavos llamados los Inmaculados, enucos criados desde la niñez para convertirse en feroces guerreros incapaces de sentir dolor. Los astaporíes afirman que son como las nuevas legiones del Antiguo Imperio renacidas,
pero aquellos hombres eran libres, y los Inmaculados no lo son.
De Yunkai, la Ciudad Amarilla, solo es conocida su pésima
reputación. Los hombres que la gobiernan se llaman a sí mismos los Sabios Amos, y viven de la corrupción, vendiendo esclavos de cama y niños para la prostitución, o cosas peores.
La más formidable de las ciudades de la Bahía de los Esclavos es la antigua Meereen, pero a
diferencia del resto, es un lugar en ruinas, su población es una fracción de lo que alguna vez
albergó el Antiguo Imperio en sus tiempos de gloria. Sus murallas de adoquines multicolores encierran sufrimiento sin fin, ya que los Grandes Amos de Meereen entrenan esclavos para
que peleen y mueran en las sangrientas arenas de combate como entretenimiento.
Las tres ciudades ghiscarias Meereen, Yunkai y Astapor pagan tributos a los khalasars que pasan por sus tierras en vez de
enfrentarse a ellos, pues los dothrakis les proporcionan muchos de los esclavos que entrenan y con los que comercian; los capturan en sus conquistas y son vendidos en los mercados
de carne.
La ciudadad ghiscaria más importante es también la más pequeña y la más joven, aunque no le faltan aspiraciones de grandeza: Nuevo Ghis, legada en su isla y en sus propias costumbres. Allí, sus señoras han formado legiones de hierro a semejanza de las del Antiguo Imperio, formadas por hombres libres, al igual que aquellas y a diferencia de los Inmaculados.
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