Según los informes más creibles de la Ciudadela, hace entre ocho mil a doce mil años, en los confines meridionales de Poniente, un nuevo pueblo cruzó la franja de tierra que unía el Mar Angosto y conectaba las tierras orientales con la región de los gigantes y los hijos del bosque. Los Primeros Hombres llegaron a Dorne a través del Brazo Roto, que en ese entonces aún no estaba roto. No se sabe el motivo por el que dejaron su tierra natal, pero cuando llegaron lo hicieron en masa. Miles entraron y comenzaron a establecerse en estas tierras, y con el paso de las décadas, se fueron estableciendo cada vez más hacia el norte. Los relatos que tenemos de aquellos días de migración no son del todo fidelignos, porque sugieren que, en escasos años, los primeros hombres lograron moverse más allá del Cuello e incluso llegar al Norte. No obstante, semejante desplazamiento llevaría décadas, o incluso siglos.
En lo que sí coinciden todas estas historias es que los Primeros Hombres pronto entraron en conflicto con los hijos del bosque. A diferencia de ellos, los Primeros Hombres cultivaban la tierra y levantaban grandes fortalezas y aldeas; para ello talaron los arcianos, incluyendo aquellos con rostros tallados. Por eso los atacaron los hijos del bosque, con lo que dieron cominezo a una guerra que duraría siglos.
Los Primeros Hombres -que habían traído consigo otros dioses, caballos, ganado y armas de bronce- eran también más grandes y fuertes que los hijos, por lo que representaban una amenaza mayot.
Los hijos llamados danzarines de los bosques, hasta entonces cazadores, se convirtieron también en guerreros, pero pese a todas sus artes secretas apenas pudieron frenar el avance de los Primeros Hombres. Los verdevidentes invocaron a las bestias de los pantanos, los bosques y los cielos para que lucharan de su lado: huargos y monstruosos osos de las nieves, leones de las cavernas y águilas, mamuts, serpientes y muchos más.
Pero los Primeros Hombres resultaron demasiado poderosos y los hijos del bosque se vieron forzados a tomar una acción desesperada.
Arciano tallado by Arthur Bozonnet© |
Cuenta la leyenda que las grandes inundaciones que destruyeron la franja de tierra que ahora es el Brazo Roto y convirtieron el Cuello en una marisma fueron obra de los verdevidentes, que se reunieron en Foso Cailin para llevar a cabo su magia oscura.
Sin embargo, hay quienes dudan de esta teoria: a fin y a cuentas, los Primeros Hombres ya estaban en Poniente por aquel entonces y contener la invasion por el este apenas habria entorpecido su avance. Además, tales poderes estaban más allá de lo que se decía que los verdevivientes eran capaces de hacer.
Es más probable que las inundaciones del Cuello y la ruptura del Brazo fueran accidentes naturales, posiblemente causados por un hundimiento de tierra. Es bien sabido lo que ocurrió en Valyria y en el castillo de Pyke, en las Islas del Hierro, asentado sobre pilares de piedra que fueron en alguna ocasión parte de una isla más grande, antes de que una parte se hundiera en el mar.
En cualquier caso, los hijos del bosque lucharon tan ferozmente como los Primeros Hombres para defender sus vidas. La guerra los castigó durante generaciones, hasta que los hijos por fin entendieron que no podrían vencer. Los Primeros Hombres, quizás cansados de la guerra, también querían ponerle fin al conflicto. Los más sabios de ambas razas se hicieron oír, y los jefes, héroes y gobernantes de ambos bandos se reunieron en la isla del Ojo de Dioses para llevar a cabo sellar el Pacto. Los hijos del bosque renunciaron a todas las tierras de Poniente salvo a los densos bosques; a cambio, los primeros hombres prometieron dejar de talar sus arcianos. Los hijos tallaron rostros en todos los arcianos de la isla en la que se forjó el Pacto para que los dioses fueran testigos del acuerdo, y más adelante se formó la orden de los hombres verdes para cuidar de los arcianos y proteger la isla.
Con el pacto, la Era del Amanecer llegó a su fin y dio comienzo a la Edad de los Héroes.
No está claro de si los hombres verdes todavía viven aún en la isla, aunque aparecen relatos ocasionales de algún joven y osado señor de los Ríos, que se acerca en bote a la isla y consigue verlos antes de que una rafaga de viento, o una bandada de cuervos lo aleje. Los cuentos los describen con cuernos, de piel oscura y verde, aunque lo más probable es que los hombres verdes vistieran ropajes de color verdes y llevaran tocados astados.
Los hijos del bosque y los Primeros Hombres forjando el Pacto by Magali Villeneuve© |
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